Las flores con su sola existencia ya nos están enviando lecciones de vida que debemos aprender a leer, no solo desde la ciencia que amo, respeto y admiro, sino también desde la simple observación desprovista del interés productivo y puesto al servicio del renacer y la construcción de un ser humano que debe volver a entender el mundo en sus plenas dimensiones. Si se requirió una expedición botánica para entender las riquezas de América, ahora se requiere una nueva para viajar al centro del ser humano y valorar la vida. El texto no se agota en el reconocimiento a la esencia de la vida, sino también en realizar un homenaje a las flores de Colombia, del eje cafetero, de Pereira y de mi amada Universidad Tecnológica de Pereira, uno de los campus universitarios más verdes del país. Cada flor trae una descripción, su significado, su simbolismo y sus utilidades.